
Isa había perdido la noción del tiempo. Caminaba en círculos por la habitación chocando con los muebles, algo le decía que aquello debía de estar mal, pero no sabía como detenerse.
Un foco azul iluminaba su silueta y en el tocadiscos se oía la misma canción una y otra vez. Isa se levantaba la falda pensando que sus pies eventualmente dejarían de tocar el suelo.
Miraba hacia arriba esperando el momento de emprender el vuelo, podía oír la voz de su abuela – Isa eres la conejita más linda del campo, Isa eres la conejita más linnnn…La canción volvía a empezar.
Isa finalmente se detuvo, pero cuando lo hizo le embargo un miedo terrible, ¿Qué sería lo peor que podía pasar? Eso… quedarse inerte.
Isa volvió a empezar.
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